Los emprendedores o los trabajadores siempre tendemos en dar nuestro 200% en nuestro trabajo o en nuestros proyectos y nos olvidamos de la importancia de descansar, de desconectar, de dejar al cerebro disfrutar y sacarlo de la rutina. Me costó aprender eso ya que cuando empiezas un proyecto como es Mediterranean Way, un proyecto ambicioso que necesita mucho tiempo y energía, nos olvidamos de lo que también es importante para nosotros: disfrutar de esta preciosa vida.
No descansar me implicó descubrir un mundo que desconocía y no entendía cuando las personas que lo padecían me lo contaban, como es el mundo de la ansiedad. Por suerte no fue muy dura y tampoco me fue mal del todo ya que también descubrí el mundo del mindfullness o meditación; una técnica de relajación que a mi me fue genial. Si queréis empezar en este mundo, os recomiendo es Petit Bambou.
También con la ansiedad descubrí la importancia del descanso, de tomarte unas buenas vacaciones sin pensar en lo que te vas a perder si decides hacerlo. He aprendido que unas buenas vacaciones son buenas para nuestros proyectos. Cuando viajamos a parte de desconectar, nos relajamos y cuando nos relajamos y tenemos nuevos impulsos como descubrir la ciudad en la que estamos o comer esa comida local que tanto nos gusta, permite que nuestra creatividad se dispare. No no sintamos mal por disfrutar, por no estar en ese proyecto que tanto nos apasiona, por que el proyecto después lo va a agradecer con esas nuevas ideas con las que vendrás, con esa energía renovada y ese positivismo que va a contagiar a todo el equipo.
Mi viaje a Portugal
He tenido la suerte que, a pesar de afectar de lleno el Covid-19 al sector del turismo, he podido permitirme el lujo de disfrutar de este maravilloso país, de su gastronomía y sus gentes. En este momento estoy escribiendo este blog mientras estoy junto a dos amigos que quiero mucho, ellos haciendo la siesta y yo en mi portátil. Dos amigos que han decidido salir de la zona de confort, hacerse nómadas digitales y vivir viajando en una furgoneta. Me han permitido entrar en su mundo, en su pequeña casa. Podéis seguirlos en su cuenta de instagram: @polar_lines
Mi viaje empezó en Oporto, una ciudad con un no se qué que atrapa. Una ciudad con un encanto especial, una decadencia en sus fachadas que te cuentan su pasado y su presente, un vino especial un tanto dulzón y sus gentes disfrutando de un concierto acústico a orillas del río Duero. Poco después descubrí la ciudad de Lisboa, la capital de Portugal. Sus calles empinadas, sus tranvías amarillos y sus locales con encanto han dejado un buen recuerdo en mi.
Ha sido un viaje de primeras veces. Primera vez en Lisboa, primera vez viviendo en una furgoneta camperizada y primera vez haciendo surf (se me da fatal 😂).
La semana que viene volveré a la rutina. Con muchas ganas de volver y ver que me deparará la siguiente temporada, que nuevos retos tendré que resolver y que nuevas oportunidades aprovecharé para seguir en ese crecimiento personal que tanto me caracteriza. Enjoy!
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